domingo, 22 de marzo de 2015

SER O NO SER... DEMÓCRATA


Pablo J. Fierro .

"Y si el despotismo levanta la voz, seguid el ejemplo que Caracas dio" (Himno Nacional de Venezuela).

El drama de Venezuela -que desde mi limitada capacidad de analisis justo, en grado óptimo, yo puedo atisbar-, de acuerdo a lo que mi igualmente limitada lógica me revela, es aventajadamente, junto a otras posibilidades, lo que somos, a partir de cualquier perspectiva ideológica, donde nos ubiquemos; excepto cuando observamos los hechos desde un punto de vista neutral, que no es lo que abunda.

La eteróclita mirada neutral observa virtudes de indudable proyección ética, que garantizaría en eventuales evaluaciones acerca de cualquier hecho, un resultado deseable, en contraposición a quienes detentan, o detentamos, al menos a ratos, criterios cargados de afectivas euforias, que suelen cataratizar nuestro visor socio-político -en este caso-, cuando se quiere fijar la objetividad, la verdad, o la razón, en un pedestal prominente, respecto a lo que ofrece distrosión, de parcial obsecado.

El destacado pensador español Fernando Savater, lo enunciaba en un discurso, con estas palabras: " Nadie puede aspirar a la condición de racional si sus razones las ve muy claras pero jamás ve ninguna razón ajena claramente. "... (http://www.javeriana.edu.co/decisiones/savater.PDF).

Ningún león "vivo criollo", aceptará cazar una discusión con su contendor magallanero, acerca de cuál equipo venezolano ganó la primera Serie del Caribe, si alguno de sus jugadores la está descosiendo en jonrones, o rompió record de lances sin error en Grandes Ligas, o tiene un uniforme más bonito.

Toda crítica, análisis, o debate, se dirime por la vía de aquello que en conclusión, determine que la facción por la que simpatizo, está a punto de ser señalada por la "santidad papal" del momento, como digna de cananonización, o fue ya canonizada; y quienes me atacan desde opuesta trinchera, culpables de todos y cada uno de los males que aquejan al país; de otra forma, mi posición será siempre enrostrar al contrario, la cantidad de desafueros posibles, y silenciar los míos, para que la sombra de la fatalidad por reacción de incautos, ávidos de razones que estimulen el regodeo hedonista del fanático, cubra las luces que pudiesen brillar desde lo adverso, o coloreen mis propias oscuridades.

Cuando ese tipo de analistas reconoce una culpa, se trata siempre de un acto o evento, donde ejecutó alguna noble acción, en la que los beneficiarios se comportaron con ingratitud, y no tuvieron, por el contrario, la capacidad de agradecer los favores concedidos.

Vivimos un complejo de circunstancias en el que a estas alturas del partido, todo se explica, y que aporta datos para entender sin esfuerzo, que lejos de enfrentar una realidad donde las ideologías han muerto -como propugnó hace algún tiempo cierta vanguardia paradigmática-, lo que afrontamos entre vaivenes de excepción muy contados, a saber, es un deterioro ético y moral, en grupos e individualidades "de poca persignación", como conceptualizó la articulista Soledad Morillo, que en verbo de Serrat suena así: "se pasan las consignas por el forro" (Malas compañías).

Democracia, Hedonismo, Cristianismo, Chavismo, Nazismo, entre muchos otros, representaron, representan y representarán siempre lo mismo, sólo que la praxis de sus exponentes o devotos, etcétera, no siempre se verá expresada en hechos; y no es obligante que así sea, o que así se demande; las ejecutorias humanas, provenientes de algún agente confeso de determinada doctrina o filosofía, o de un colectivo, puede no estar signada por una praxis altamente ajustada a los principios inmanentes a ella, y no obstante, formar parte de un evento que bien puede ser atribuido a factores humanos de autodenominación ideológica específica; ser magallanero, o caraquista, o de Caribes, no implica por imposición, pitchear siempre "no hit no run", o sacarla a cada rato del parque, o fallar un roletazo...

En mi caso, me considero demócrata porque creo con Bolívar que "la democracia es el sistema de gobierno más perfecto", entre otras razones, pero quisiera que cualquiera tuviese suficiente autoridad constitucional como para exigirme que me identifique como un paria ideológico en términos ciudadanos, porque algún grupo denominado "demócrata", ejecutó una o varias acciones que comprometen su militancia, de cara a la correspondencia entre el "deber ser" ideológico, y la dimensión fáctica de la coyuntural conducta.

En otras palabras, sé que no todo oficialista arremetió irracionalmente, en la figura de un guardia nacional contra personas indefensas en una protesta de calle en la urbanización La Isabelica, como fue reseñado por todos los medios de comunicación con fotos y videos de elevada elocuencia, y que no todo demócrata cometió actos contrarios a la Ley en una embajada con sede en Caracas, etcétera...

Nadie, supongo, desde un centro dirigencial irresponsable, implicó a "todo" simpatizante del proceso en un acto tan dantesco como la cantidad de alimentos podridos de Pedeval; estimo que muchos dentro del mismo PSUV deploraron el hecho; así como entiendo que no todo estudiante, o ciudadano afecto a la oposición sintió complacencia por el daño ecológico que se le infringió con fuego a un bosque, al momento de exigir reivindicaciones o atención, etcétera, en función de áreas específicas.

Los postulados ideológicos de diversa naturaleza, comienzan a ganar adherentes, en general, por razones ajenas a un estricto conocimiento de aquellos... Todo empieza, por oír un discurso de algún líder carismático o altamente hábil para la oratoria; y de allí, a decir "soy cristiano", por ejemplo, porque me bautizaron, o por lo que dijo el sacerdote en la misa de hoy, hay sólo un paso... Soy cristiano, pero "pago mal por mal"... suele ocurrir; ¿y puede demandársele a ese contradictorio ejemplar que no demuestra en hechos un estricto apego a las demandas del cristianismo como ideología, que no utilice dicha denominación en función de sí mismo? No necesariamente, porque en dicho caso, es cristiano quien reconoce a Cristo como su Señor y Salvador, no por estar enterado de qué va el cristianismo desde el alfa hasta el omega, sino por tener quizás la convicción de que asumiendo esa doctrina, encontrará caminos para convertirse en una persona mejor...

No me sé toda la Constitución, ni voté jamás por AD o Copey, y cuando era feliz e indocumentado con carro, hace ya unas cuantas lunas ignoré alguna que otra señal de "prohibido dar la vuelta en 'U'" por llegar más rápido a un lugar... pero si algo me infunde motivos un tanto eufóricos para decir que soy demócrata, es precisamente, la posibilidad de escibir un artículo como este, y estar seguro de que mis derechos constitucionales me amparan y me dan carta franca para difundirlo, y que si alguien tiene una opinión distinta, puede también expresarla por la vía que quiera o pueda; medios no faltan, incluso gratuitos.

En definitiva, no necesito como ciudadano, ser perfecto para considerarme demócrata; con ciertos rudimentos elementales uno se desenvuelve bien; y lo demás, al igual que el camino a la paz que da Dios por vía de Jesús de Nazaret, vendrá por añadidura; afortunadamente no ocupo ningún cargo de investidura, para lo cual si es imperativo el apego ortodoxo al "deber ser".

Ocurre que muchas personas añoran un demócrata pasivo, que no proteste, que no opine, que obvie la exigencia patriótica de nuestro Himno Nacional en contra del despotismo; pero el caso es que la fuerza del impulso libertario de un demócrata -disculpenme la grandilocuencia de la frase; pero son formulismos heredados de quienes forjaron en nosotros esa visión tan trascendente, majestuosa de la política-, conduce irremediable y lamentablemente, en muchos casos, a "borderlines" donde los excesos, de parte y parte suelen estar a la vuelta de la esquina, y es difícil pedir orden, o actuar dentro de ella, en los casos en los que se está abocado a la tarea, por demás inalienable, de "seguir el ejemplo que Caracas dio".
 
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