Epistemológicamente el tiempo es,
observando incluso la esencia subjetiva del concepto, una conclusión más del
hombre, dentro del constructo orgánico macro que le atañe
Epistemológicamente el tiempo es, observando incluso la esencia subjetiva del concepto, una conclusión más del hombre, dentro del constructo orgánico macro que le atañe
La secuela del vivir, del ser, nacer, o ver la luz del sol, es el acto de "concluir·; una especie de "nací, luego, veo", que tras un proceso de mayor complejidad existencial, en términos de tiempo vivido y conclusiones acopiadas, halla relación con el sempiterno "cogito ergo sum", del acervo filosófico cartesiano.
La secuela del vivir, del ser, nacer, o ver la luz del sol, es el acto de "concluir·; una especie de "nací, luego, veo", que tras un proceso de mayor complejidad existencial, en términos de tiempo vivido y conclusiones acopiadas, halla relación con el sempiterno "cogito ergo sum", del acervo filosófico cartesiano.
Los silogismos, las ecuaciones,
los cabos atados, forman parte de aspectos configurativos nuestros, ya como
atributos inmanentes, o como resultado de la propia experiencia ontológica, por
medio de los cuales buscamos acomodo en el mundo, con la intuitiva o bien
ponderada finalidad de obtener confort.
Manejamos como duro paradigma, la
idea de que nos mueve, de forma primordial, la Necesidad; incluso, en algunas
situaciones donde pareciera que abordamos el escenario de la inercia -no exenta
de una decisión aunque sea exiguamente consciente-, en el fondo, lo que
determina la secuencia de pasos hacia la acción sustantiva, es el querer sustraernos a un plano que determine el obvio contraste, entre el previo estado
de movilidad y la quietud resultante.
Por lo que la tendencia es a no
quedarnos inactivos, al confrontar alguna incomodidad que nos
aqueje en un momento o situación particular, y/o evitarla a futuro.
De ahí surge, al igual que todas
las cosas vinculadas a lo humano -desde lo humano-, la utilitaria semántica que
encapsulamos en las seis letras que conforman "tiempo".
Antes de que necesitáramos el
tiempo como estructura conceptual, el orden "tiempo" carecía de
formulación semántica y orgánica, especialmente, que le diera sustento
existencial. Vivíamos sin relojes, cronómetros y hasta sin compromisos formales
en la incomodidad que se supone fraguaba de alguna manera, dicha complejidad
sistémica.
De ahí que poco a poco, como
suele darse en general el avance de los procesos que engloban en sus picos de
vanguardia, un esquema funcional, paradigmático, como éste al que estamos
haciendo una somera revisión, se fue logrando el establecimiento matemático de
puntos significativos, en las escalas virtuales de movimiento de la materia,
que se alargan, a medida que vivimos, para tener referencias que permitan la
posibilidad de asirnos a patrones de gran exactitud, que coadyuven al mayor
índice de eficiencia, requerido por los objetivos que solemos trazarnos.
Me interesa enfocar esta
panorámica desprejuiciada respecto a la fenomenología del universo abstracto y
como se va configurando dentro del campo de la logicidad del factor civil,
porque aunque luce obvio, luego de que uno asume la tarea de despojarse de toda
la indumentaria que nos coloca encima el convencionalismo vigente, y se forma
una idea que recrea también una imagen difusa del cuerpo desnudo, resulta
difícil pensar que es natural para el común, alcanzar masivamente la
perspectiva del filósofo, intelectual u otro; sobre todo porque no se trata,
para uno, de una realidad simple, fácil de digerir sin tener ese extra
analítico del que no participa sino quien busca el tiempo requerido de ocio,
para no quedarse sólo en la visión pragmática, utilitaria, constante y sonante
"in order to just stay alive, in this 'terrible place to live' (1)",
porque tiene que haber gente para eso, dadas las innegables demandas del
entarimado social.
"But, i dont wanna die (2)" -concluye
"The Mermelades" en su emblemático tema chatarra "Reflections of my life".
Nadie quiere morir; necesitamos
no morirnos, y por eso generamos conclusiones continuamente que nos permitan un
confort proactivo a propósito de curarnos en salud, por lo que nos valemos de
la formulación que hemos hecho respecto al tiempo, a fin de usarlo bien; y por
eso limpiamos los zapatos, lavamos la ropa, estudiamos, vamos al
"gym", u otros.
Pero lo real cósmico, más allá de
nuestras estrategias para ser felices, conceptualiza a nuestros ojos, en la abstracción,
y desde ahí coordina independientemente de lo que planificamos a espaldas de
aquello. ¿Acaso entenderlo será el trampolín que nos permitirá algún día andar
por las calles con los zapatos limpios, y conseguir un empleo estable –“con
tarjeta marcada”-*?
Como dijo el tercio aquel:
"Amanecerá y veremos*"
1 y 2: Reflections
of my life
*Ilán
Chester
*Dicho
popular venezolano